Fuente: eleconomista.es
La Cabra ofrece un bonito espacio, amplio, luminoso y decorado en madera, cristal y piedra que, como todos los que se inauguran en estos últimos tiempos, apuesta por un horario ininterrumpido de 9 de la mañana a 2 de la madrugada.
Desayunos y meriendas no son a despreciar si se tiene en cuenta que la bollería está hecha en casa, pero aun así, lo mejor comienza a la hora del aperitivo, en ese espacio a la entrada del local donde está instalada una moderna zona de tapeo a base de mesas altas donde también se puede hacer un almuerzo rápido.
Disponen de un menú diario y la posibilidad de pedir medias raciones; además poseen una variedad de 20 vinos por copas, y bien escogidos por el también jovencísimo sumiller Javier Usarralde, llegado de la Escuela de Enología de Burdeos. Él, junto al maitre Guillermo Mije, hay que aclarar que de la misma y casi imberbe quinta, forman un estupendo equipo con fuerza, decisión y sobre todo conocimientos. En esta zona más informal hay ensaladas, cocas, ibéricos e, incluso, platos de más peso, como algún arroz, y propuesta de pescados, carnes y postres.
Pero es en el comedor, con vista a la cocina, donde se puede disfrutar a tope de las artes de Javier Aranda. Un comedor con tan sólo nueve mesas, conviene reservar, donde apreciar técnica y creatividad ahora con los nuevos platos del verano como el sepionet con raviolis de careta de ternera y aceite de pimentón o la gamba blanca macerada en cítricos y cerezas del Jerte.
Y una peculiaridad llamativa: entre plato y plato, se sirve un snack con características sápidas que sirven de puente para el siguiente bocado, redondean la comida según la intuición del chef en cada mesa y se hacen al momento (y ojo, porque a la larga se come mucho más de lo que se ha pedido). Para rematar, deliciosos postres.
Pero la cosa no termina aquí, desde luego. Ofrecen a sus clientes un salón biblioteca desde donde se contempla la bonita bodega, la carta de vinos es de 90 referencias primorosamente elegidas por Usarralde, y se pueden tomar unos buenos cócteles o copas Premium en cómodos sofás. Y todo sigue hasta el amanecer.